Una supernova observada en el instante exacto de su estallido: captan la forma inicial de una explosión estelar

Por primera vez, un equipo internacional de astrónomos ha logrado observar la forma tridimensional de una explosión estelar en su fase más temprana, justo cuando la onda expansiva atravesaba la superficie de la estrella moribunda. La supernova SN 2024ggi, detectada la noche del 10 de abril de 2024, ofreció una oportunidad única que el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) no dejó escapar.

El descubrimiento se produjo apenas 26 horas después de su detección inicial, un tiempo récord que permitió capturar una etapa efímera del fenómeno. La supernova estalló en la galaxia NGC 3621, a unos 22 millones de años luz, en dirección a la constelación de Hydra, una distancia cercana en términos astronómicos.

Imagen de la galaxia NGC 3621 con la ubicación de la supernova SN 2024ggi, captada el 11 de abril de 2024, apenas 26 horas después de su detección inicial. La fotografía fue tomada con el instrumento FORS2 del Very Large Telescope (ESO), que permite estudiar la forma de la explosión mediante espectropolarimetría, incluso cuando la supernova se observa como un único punto desde la Tierra. Crédito: ESO / FORS2 / VLT

Según explica el astrónomo Yi Yang, de la Universidad de Tsinghua (China) y autor principal del estudio publicado en Science Advances, “las primeras observaciones del VLT captaron la fase en la que el material eyectado se aceleraba desde el núcleo y emergía por la superficie. Durante unas horas, pudimos ver simultáneamente la geometría de la estrella y la de la explosión”.

Una muerte estelar con forma de aceituna

Los datos obtenidos con el instrumento FORS2 del VLT, que emplea una técnica llamada espectropolarimetría, revelaron que la explosión inicial tenía forma de aceituna: alargada en un eje, pero con una simetría muy marcada. Esta técnica permite inferir la estructura tridimensional de objetos que, a simple vista, aparecen como un único punto luminoso.

Conforme la explosión avanzó, el material se expandió y chocó con el gas circundante, aplanando la forma inicial pero conservando la dirección del eje de simetría. “Este comportamiento apunta a un mecanismo físico común en la mayoría de las supernovas masivas, caracterizado por una simetría axial bien definida”, señala Yang.

La galaxia NGC 3621, captada por el Very Large Telescope (ESO), es una espiral sin abultamiento central, una rareza entre las galaxias de su tipo. En ella se observa un disco plano con brazos espirales azules donde nacen nuevas estrellas, y en su núcleo reside un agujero negro supermasivo activo acompañado, posiblemente, de otros dos más pequeños. La imagen fue obtenida con los filtros B, V e I del instrumento FORS1, mostrando con gran detalle esta peculiar galaxia situada en la constelación de Hydra. Crédito: ESO / VLT / FORS1

El hallazgo permite descartar varios modelos teóricos sobre la dinámica de las supernovas y mejorar otros, aportando una pieza esencial para comprender cómo mueren las estrellas masivas y cómo esas explosiones dispersan los elementos que conforman planetas y seres vivos.

Una carrera contrarreloj para mirar el nacimiento de una supernova

Cuando la señal de SN 2024ggi fue detectada, Yang se encontraba en pleno vuelo intercontinental. Doce horas después de aterrizar, envió una propuesta urgente de observación al ESO, que aprobó la solicitud de inmediato. El 11 de abril, el VLT apuntó a la galaxia de Hydra, justo a tiempo para captar la explosión antes de que la supernova evolucionara y la información sobre su geometría se perdiera para siempre.

El coautor del estudio, Dietrich Baade, astrónomo del ESO en Alemania, destaca la relevancia del momento: “Durante unas pocas horas, la materia eyectada atravesó la superficie de la estrella. Esa transición fugaz es clave para entender cómo una estructura estable puede colapsar en una fracción de segundo y liberar una energía comparable a la de todo el Sol a lo largo de su vida”.

Una ventana a los secretos de la física estelar

Las supernovas marcan el final de las estrellas más masivas, aquellas con más de ocho veces la masa solar. En el caso de SN 2024ggi, el progenitor era una supergigante roja con una masa de entre 12 y 15 veces la del Sol y un radio 500 veces mayor. Cuando su núcleo colapsó y las capas exteriores rebotaron violentamente, se generó una onda de choque que iluminó la galaxia y permitió observar su geometría inicial antes de que el entorno la alterara.

El profesor Lifan Wang, coautor y experto en polarimetría de la Universidad de Texas A&M, explica que “la luz polarizada de la supernova nos da acceso a detalles imposibles de ver por otros medios. Es como si la propia luz contuviera el plano de la explosión”.

Ilustración artística de la supernova SN 2024ggi, ocurrida a 22 millones de años luz en la galaxia NGC 3621. Con el Very Large Telescope (ESO), los astrónomos captaron la explosión apenas 26 horas después de su detección, observando por primera vez su forma inicial alargada, similar a una aceituna. Crédito: ESO / M. Kornmesser

Un avance que redefine el estudio de las supernovas

El trabajo demuestra que, con coordinación y rapidez, es posible capturar los primeros segundos de vida de una supernova. Ese instante efímero contiene información crucial sobre la física interna de las estrellas, su simetría, su colapso y la distribución de energía en el espacio.

Este descubrimiento redefine nuestra comprensión de las explosiones estelares y muestra lo que se puede lograr cuando la ciencia actúa con rapidez y cooperación internacional”, afirma Ferdinando Patat, astrónomo del ESO y coautor del estudio.

La observación de SN 2024ggi se convierte así en una referencia para las futuras campañas de detección temprana de supernovas, un campo que promete revolucionar la forma en que comprendemos la muerte y el renacimiento de las estrellas.

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