Relativity Space: fracasa el vuelo inaugural del Terran 1

El Terran 1 se trata de un cohete extremadamente ambicioso. Aunque la competencia china les haya arrebatado el hecho de ser los primeros en lanzar un cohete de methalox aún optaban a ser los primeros en alcanzar órbita con uno.

Lo que nadie les puede quitar ya es ser los primeros en lanzar un cohete casi por completo impreso en 3D. La innovación no es exactamente nueva y esta forma de construir ha sufrido una rapidísima expansión. Sin embargo, los únicos tan audaces como para fabricar el cohete de esta forma, a este nivel, han sido ellos.

Imagen del sufrido motor de la 2ª etapoa pugnando por mantener la ignición en marcha, sin éxito. Fuente: Relativity

El lanzamiento inaugural del Terran 1

El día 22 de marzo a las 23:25 de la noche en la costa espacial se oía el inconfundible bramido de un cohete despegando. En este caso especial, pues se trataba del vuelo inaugural del primer cohete de Relativity Space.

El Terran 1 había tenido serios problemas en llegar a ese punto con dos días completos perdidos en sendos intentos de lanzamiento.

El primero del día 8 se abortó primero por un problema de temperaturas en la 2ª etapa. Después, se recicló el combustible y se inició de nuevo la cuenta atrás, pero tampoco fue posible el lanzamiento.

El día 11 hubo hasta tres intentos de lanzamiento que tampoco lograron su objetivo. El principal problema: falta de presión en la 2ª etapa.

Anoche, siguieron los problemas. Primero los vientos en altura impidieron empezar la cuenta atrás desde el llenado de tanques a la hora prevista. Después, una vez esos vientos ya no eran motivo de preocupación y cuando se estaba a unos minutos del lanzamiento, un barco entró en la zona de exclusión. Esto obligó a retrasar por última vez el despegue.

A las 23:25 los nueve motores Aeon se encendieron, generando un empuje conjunto de 924 kN. Estos motores impulsaron al cohete, el primero estadounidense con capacidad orbital impulsado por gas natural licuado. Este compuesto no es estrictamente hablando metano, aunque se trata de forma homóloga debido a que la composición excede el 80% de metano, que está mezclado con otros grupos hidrocarburos.

Imagen de larga exposición del lanzamiento. La estela azulada corresponde a la llama azulada producida por los motores de methalox. Fuente: Relativity

La misión fue anunciada como exitosa por la empresa en cuanto el cohete superó el momento Max-Q. Así es denominado el momento de máxima presión aerodinámica. Este momento se encuentra en un momento en que el cohete se encuentra volando relativamente bajo pero a una velocidad ya considerable. Antes de este punto, la escasa velocidad del cohete hace que no tenga tanta fricción y después la baja densidad atmosférica hace que este valor baje también.

La empresa consideraba crucial esta etapa del vuelo para demostrar que su método de construcción basada en el 3D funcionaba. Cualquier hito más allá de este se consideraría un extra, que sería bien recibido, por supuesto, pero no con tanta ansia como este punto fundamental.

Tras la separación de la primera y la segunda etapa el cohete parecía lanzado hacia la órbita. Pero, la maldición de las compañías privadas en sus vuelos inaugurales se mantiene y ninguna compañía privada ha logrado de momento un primer lanzamiento exitoso.

Aun así, la empresa considera un importante hito el conseguir la ignición de la segunda etapa, pese a que este fuera breve y a priori inestable.

Imagen de tres impresoras de la compañía Relativity Space en proceso de fabricación de etapas de cohetes. Fuente: Relativity

El último grito en propulsión espacial: los motores de methalox

Igual que los de Elon Musk, Relativity ha apostado por el metano como comburente en sus cohetes. Aunque, SpaceX lo ha empezado a usar con la Starship. Sin embargo, los de Tim Ellis (CEO de Relativity) han empezado a emplear el methalox desde su primer cohete.

Este es un movimiento arriesgado porque el conocimiento sobre el methalox es mucho menor al del kerolox (queroseno como comburente, en ambos la mezcla es oxígeno líquido). Pero, este inconveniente se ve recompensado con las ventajas en reutilización que ofrece el nuevo combustible. Para empezar y sobre todo está el hecho de que no deja hollín tras la combustión. Esto cara a la reutilización supone un gran avance. La limpieza de los motores de los Falcon 9 es un proceso delicado y peligroso que ya ha destruido más de un motor Merlin.

Además, muchas veces estos daños son inapreciables hasta que el motor es puesto en marcha de nuevo, lo que produce mayores daños o incluso problemas para el lanzador. No sería la primera vez que el Falcon 9 pierde un motor en vuelo por culpa de una mala limpieza.

Este tipo de combustible está de moda. Todas las grandes potencias se encuentran desarrollando si no cohetes, al menos motores de demostración de este tipo. Los proyectos van desde el Raptor de SpaceX hasta el Archos de la española Pangea Aerospace se suceden las innovaciones con motores de methalox. También hay espacio para propuestas mucho más convencionales como el Prometheus europeo o el BE-4 de Blue Origin. Este último, además, opta ahora, con grandes posibilidades, a ser el primer motor de methalox en llevar a órbita con éxito a su cohete. En este caso se daría el paradójico caso de que sería United Launch Alliance quien se llevase la gloria, pues el motor se inaugurará en el cohete Vulcan de la compañía de Boeing y Lockheed Martin.

Render del futuro Terran R. La amenaza a la supremacía de SpaceX crece notablemente con este lanzamiento del Terran 1. Fuente: Relativity

El Terran 1 ha llegado lejos en su vuelo inaugural, bastante más que el último intento inaugural. Este mismo año, la también prometedora ABL space systems destrozaba la plataforma de lanzamiento con su primer vuelo. Los restos de su cohete se esparcieron cientos de metros a la redonda. En cambio, el Terran se ha comportado muy bien hasta una de las fases más delicadas y complicadas de un lanzamiento espacial, activar la segunda etapa del cohete. En cualquier caso, la empresa ha logrado lo que buscaba, demostrar que la impresión 3D es capaz de construir cohetes. Después de este fracaso, sin embargo, el que puede no tener más futuro es el Terran 1. Tim Ellis ya ha amagado con abandonar por completo este lanzador para centrarse en el Terran R que competirá de tú a tú con el Falcon 9 pero siendo completamente reutilizable. Y la amenaza es seria, ya tienen los motores de ese nuevo cohete.

 

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Martín Morala Andrés