EE. UU. vs China: la carrera por conquistar el polo sur lunar ha empezado

Hace más de cincuenta años la humanidad se embarcó en la mayor aventura de la historia. Un total de doce hombres caminaron por la superficie de la Luna, culminando una década de grandes y sucesivos avances en todas las ramas de la ciencia. Hoy en día nos encontramos en una era similar, donde las constantes tensiones entre Estados Unidos y China por llegar primero han motivado e impulsado el desarrollo de nuevos vehículos para visitar el satélite natural.

Primer fotografía tomada por Neil Armstrong desde la superficie lunar. Créditos: NASA.

Décadas de abandono

En el inicio de la exploración lunar, ambas naciones desarrollaron numerosas sondas que buscaban realizar los primeros reconocimientos y análisis del satélite. Aumentando sucesivamente en complejidad se crearon mapas con detalle sin precedente de toda la superficie, en búsqueda de potenciales lugares de alunizaje.

La era de la exploración lunar se comprende entre los años 1959 y 1976, en la cual se lanzaron decenas de sondas por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética. Su punto máximo sería el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin caminarían por primera vez en la historia por la superficie. A partir de este punto se evidenciaría un fuerte declive en las misiones destinadas a estudiar la Luna, concluyendo con la misión de retorno de muestras soviética Luna 24 en 1976.

Fotografía orbital de la sonda Luna 24, la última en explorar la superficie lunar hasta Chang'e 3.

Pasaría un largo tiempo para retomar el interés por la Luna, especialmente en enviar sondas a su superficie. No sería hasta 2013 con la nave china Chang’e 3 que por primera vez en más de 35 años que un objeto lograría alunizar.

Artemisa: gemela de Apolo

Al final de la era del transbordador espacial, Estados Unidos retomó fuertes intereses en regresar a la Luna. Para ello se diseñó una arquitectura de misión que permitiría no solo volver, sino permitir estadías mucho más largas. El ahora cancelado programa Constellation buscaba preparar a la humanidad para alcanzar Marte.

Cohete SLS de la NASA de la misión Artemis I. Será el encargado de llevar a órbita lunar a los astronautas para las futuras misiones. Créditos: NASA.

Actualmente, Estados Unidos está desarrollando el programa Artemisa. El cual recibe su nombre por la gemela del dios griego Apolo. Este tiene como objetivo crear un asentamiento permanente en la Luna y explorar el polo sur, donde se han encontrado evidencias de presencia de agua congelada.

En noviembre de 2022 despegó la misión Artemis I, cuyo objetivo era de poner a prueba el cohete SLS, encargado de llevar a los futuros astronautas en la cápsula Orión hacia la Luna. Artemis II está planeada para despegar no antes de noviembre de 2024, llevando por primera vez en más de cincuenta años a las primeras personas alrededor del satélite.

Retrato oficial de la tripulación de la futura misión Artemisa II. Créditos: NASA.

Después de dos vuelos de prueba, la NASA espera emplear la nave Starship en su variante lunar para llevar a la primera mujer y al siguiente hombre a la superficie en la misión Artemis III. El siguiente vuelo repetiría el perfil de vuelo, pero expandiendo las posibilidades con nuevos experimentos y equipo.

Artemis V emplearía un módulo de aterrizaje diferente. En este caso sería Blue Moon MK2, de la empresa Blue Origin.

Chang’e: primeros pasos lunares

China cuenta con un programa de diferentes fases, donde cada una es más compleja y avanzada que la anterior y buscan aprender lo necesario para futuras misiones tripuladas. La primera consistía en conseguir entrar en órbita lunar, conseguido exitosamente con Chang’e 1 y 2. La segunda buscaba alcanzar la superficie y llevar un rover.

Chang’e 3 y 4 llevaban consigo a Yutu y Yutu-2, respectivamente. Este último sería la primera vez que el lado oculto de la Luna era explorado. Posteriormente, Chang’e 5 sería la primera recolección y recuperación de muestras.

Fotografía del rover lunar Yutu-2 visto desde el módulo de descenso Chang'e 4: Créditos: CNSA.

En marzo de 2024 China lanzará el satélite Queqiao 2, cuyo objetivo es permitir la comunicación entre las estaciones en Tierra y el lado oculto de la Luna. Dos meses después, Chang’e 6 despegaría rumbo al lado oculto del polo sur lunar, en búsqueda de extraer y recuperar muestras del regolito en esa zona.

Finalmente, el programa Chang’e culminaría con las versiones 7 y 8, las cuales buscan conocer mejor el polo sur lunar e investigar el entorno para futuras misiones tripuladas y estaciones para estancia regular o permanente.

Reinventado el viaje lunar

A diferencia del programa Apolo, Artemisa empleará una infraestructura mucho más compleja. Mientras el Saturno V permitía explorar y regresar con un único vuelo, llevando tanto el módulo en órbita como el aterrizador, en las futuras misiones se necesitará de múltiples lanzamientos sucesivos para realizar transferencias de combustible.

Para el contrato del sistema de aterrizaje humano, HLS por sus siglas en inglés, SpaceX propone emplear hasta tres variantes de su nave Starship. La primera de ellas sería un depósito de combustible, el cual permanecería en órbita y su escudo térmico y superficies aerodinámicas serían removidas.

Recreación digital del módulo lunar Starship HLS en la superficie lunar con equipo y tripulación desplegada en la parte inferior para dar una idea de la escala. Créditos: SpaceX

Entre diez y veinte lanzamientos sucesivos de naves Starship reutilizables que se encargarían de llenar de combustible al tanque. Necesitando de la capacidad de despegar desde Boca Chica y Cabo Cañaveral con cadencia de mínimo una vez al día.

Una vez el tanque cuente con el suficiente metano y oxígeno líquido, a bordo de un propulsor Super Heavy, despegaría la Starship en su versión lunar. Por medio de encuentros orbitales se acoplaría con el tanque para transferir todo lo necesario para el viaje a la Luna.

Una vez en órbita lunar, Starship esperaría completamente cargada a la llegada de los astronautas a bordo de la cápsula Orión. Para finalmente descender al polo sur, realizar actividades extravehiculares y despegar nuevamente de la superficie. Finalmente, la tripulación regresaría a bordo de Orión a la Tierra.

Viaje lunar chino

Mientras Estados Unidos busca reinventarse con sus misiones, requiriendo del desarrollo y demostración de numerosas técnicas nuevas, China busca un método más fácil y directo para alcanzar la Luna. Teniendo una aproximación más similar a la de Estados Unidos en su programa Apolo.

Aunque actualmente un futuro cohete de carga pesada está en desarrollo, este serviría para futuras misiones más avanzadas que necesiten mayor cantidad de equipos. El Long March 9 generalmente se atribuye como aquel que llevará al próximo mal llamado taiconauta a la Luna. Sin embargo, con el fin de apresurar el programa, se empleará un Long March 10, una versión modificada del LM 5 con mejoras en sus capacidades y reutilización de tecnologías ya demostradas.

Recreación digital del cohete Long March 10 en su versión tripulada.
Fotografía de la exposición de la nave y módulo de descenso de las futuras misiones tripuladas chinas.

Contrario al Saturno V, se emplearían dos lanzamientos diferentes para llevar la nave tripulada y el módulo de aterrizaje. Este sería el primero en ser lanzado, alcanzando órbita lunar y esperando a la llegada de los astronautas a bordo de la nave NGCS; de las siglas en inglés de Cápsula Tripulada de Nueva generación.

Tres astronautas chinos volarían hacia la Luna y una vez en órbita realizarían una maniobra de rendezvous para acoplarse al módulo de descenso. A bordo del cual dos de ellos descenderían a la superficie. Al cabo de no más de dos días, despegarían nuevamente para acoplarse a la nave NGCS y emprender camino a la Tierra. Culminando la aventura con un suave aterrizaje en paracaídas en alguna parte de Mongolia.

La nueva carrera espacial

Similar a la primera carrera espacial, la nueva era de la exploración lunar está impulsada por una competencia entre dos superpotencias mundiales. En los próximos años la humanidad será testigo de nuevos desarrollos para demostrar quién tiene más poder industrial y tecnológico.

Actualmente, Estados Unidos espera regresar a la superficie lunar en 2025. Sin embargo, la compleja arquitectura de misión, tanto de Starship como de Blue Moon, supone un riesgo para la fecha prevista. China busca acelerar el desarrollo de sus naves, cohetes y sondas para mostrarle al mundo su capacidad y adelantarse en el control de los recursos que se encuentran en el polo sur lunar.