Pyongyang se divide en dos por el río Taedong (Daedonggang 대동강). En el S.V se convirtió en la capital del Reino de Koguryeo, uno de los tres reinos en los que estaba dividida la península de Corea hasta su unificación en el S.X d.C. Pyongyang siguió manteniendo sus templos, palacios y barrios tradicionales hasta que quedó totalmente en ruinas tras los bombardeos americanos en la Guerra de Corea del siglo pasado. Es entonces cuando se produjo el contraste entre las grandes masas de arquitectura socialista, avenidas y monumentos y la reconstrucción de pabellones antiguos y templos y las colinas verdes de la actualidad.
Debido a que Pyongyang es la capital del único estado socialista del mundo, con su propia ideología Juche como pilar, por un lado, es un foco de inestabilidad para otros países tradicionalmente ‘enemigos’ del comunismo, lo que convierte a Pyongyang y Corea del Norte en una sociedad muy militarizada y hermética, imposible de visitar por cuenta propia. Pero, por otro lado, Pyongyang es una ciudad única en el mundo por su sincretismo entre cultura coreana y socialismo, llena de secretos y sorpresas que no podemos despreciar. Hasta hace poco era imposible adentrarse en la RPDC, pero ya es posible acceder como turistas.