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La carrera espacial fue una competencia entre las dos superpotencias Estados Unidos y la Unión Soviética. Desde el lanzamiento del satélite Sputnik I tomaba lugar el inicio de dos programas que buscaban ser los primeros en llevar una tripulación a la superficie lunar. Entre 1958 y 1969 existía una fuerte tensión mutua causada por la incertidumbre de los últimos avances del contrincante. Es por lo que la CIA en 1959 (o 1960) secuestró una nave lunar soviética sin que nadie lo supiera.
La Unión Soviética realizó una gira por gran cantidad de países donde mostraban en una exhibición sus grandes logros industriales y económicos. Para esto llevaron diversos modelos de máquinas, maquetas de estaciones energéticas y equipamiento nuclear. Entre todo esto resaltaba lo que la inteligencia de Estados Unidos creía que eran recreaciones de las sondas Sputnik y Luna; o Lunik como erróneamente se conoció en occidente. Se podría esperar que solo se encontraran réplicas o modelos de prueba obsoletos, a fin de no exponerlos al espionaje la avanzada tecnología a espionaje estadounidense.
Equipos de analistas de inteligencia de Estados Unidos se enfrentaron a la tarea de confirmar las sospechas de que podría ser un modelo real de vuelo. Una vez la exhibición estuvo cerrada, un equipo tuvo acceso sin restricciones a estos equipos. Concluyendo que efectivamente eran reales. Con la única característica de no contar con sistema de propulsión y parte del electrónico.
Entre el traslado y armado de la exhibición había puntos débiles, lo que permitió interceptar un manifiesto de transporte. Este contenía información sobre una carga catalogada como aparatos astronómicos. Fue así como los primeros planes de realzar una inspección detallada a fondo se tomaron en cuenta. La posibilidad de hacer una visita nocturna fue descartada debido a la vigilancia de 24 horas por parte de los soviéticos. En caso de actuar el mejor momento era entre el fin de la exhibición y el transporte al siguiente destino.
Un equipo de cuatro hombres fue el encargado de realizar los reconocimientos previos necesarios para dar el golpe definitivo. Con ayuda de cámaras fotográficas y herramientas básicas. Concluyendo que para poder ingresar a la caja donde se guardaba la sonda Lunik era necesario abrir el techo.
Una vez finalizada la exhibición, el transporte sería efectuado en camiones. Luego serían transportados en vagones de carga hasta su siguiente destino. Ofreciendo entonces dos posibles momentos para ejecutar el golpe. Después de estudiarlas con atención, solo en el primer caso había una verdadera posibilidad de tener éxito.
Completada la exhibición y almacenados los modelos en cajas, se hicieron arreglos para que el último de los camiones llevara la sonda Luna. Escoltada por dos carros, uno adelante y otro atrás. Mientras los soviéticos no podían observar el vehículo, se detuvo y cambió de conductor. Fue llevado a un recinto especialmente rentado para esta tarea. Este mismo era vigilado constantemente por carros y personas equipadas con radios.
A lo largo de una tensa media hora se estaban asegurando de no haber levantado sospechas sobre los soviéticos. Una vez se determinó que la operación podía seguir sin inconvenientes se dio luz verde a la inspección.
La primera tarea era destapar parte del techo de la caja para acceder al interior. Además de asegurarse de no causar daños que puedan delatarlos. Esta tarea fue más fácil de lo esperado, dado que las tablas habían sido ajustadas y removidas en repetidas ocasiones, mostrando ya un desgaste.
Durante el procedimiento ocurrió un leve incidente. En el lugar solo había luz de quienes trabajaban en abrir el techo. En un momento dado las luces exteriores se encendieron. Creando un momento de gran nerviosismo por estar ante una posible emboscada. Pero esto solo era la programación habitual de la iluminación de la calle y poco después retomaron las actividades planeadas.
Una vez listas las dos entradas, el equipo de dos hombres ingresó en la caja. Removieron una de las ventanas dispuestas para mostrar el interior de las cofias, donde se encontraba la sonda. Cargados con cámaras y rollos fotográficos hicieron las primeras pruebas. Capturando detalles pequeños en la bahía de carga. A través de uno de los carros de patrullaje enviaron los negativos para revelarlos y comprobar si las imágenes eran de buena calidad. Poco después continuaron con el trabajo una vez se confirmó el buen funcionamiento de la cámara.
Tras haber estudiado la antena querían hacerse paso a la zona del motor. Para esto era necesario remover la parte superior. La cual estaba anclada por alrededor de ciento treinta tornillos. Cuando finalmente lograron mover la base encontraron el compartimiento con el motor removido. Pero aún se conservaban los tanques de oxidante y combustible.
Para continuar con la investigación de las partes internas fue necesario cortar una serie de cables y desatornillar la nariz de la nave. Hizo falta hacer una recreación de los materiales y cables removidos para ser reemplazados. Los soviéticos habían olvidado unos componentes eléctricos en un compartimento, los cuales fueron guardados para una mejor inspección.
El tiempo seguía transcurriendo y una vez que se exploró toda la sonda había que volver a armarla tal como la habían encontrado. Conseguir unir correctamente el orbe resultó ser una tarea increíblemente complicada y delicada. Encontrando problemas en poder tener vista con las partes que debían ser alineadas a la perfección. Tras varios momentos de gran tensión todo fue arreglado. Finalmente, fueron realizadas varias revisiones de no haber dejado atrás herramientas o fragmentos de papel y lápiz.
Sobre las cuatro de la mañana la caja con la sonda Lunik fue cargada nuevamente en el camión y una hora después partió rumbo a retomar su camino normal. A las siete de la mañana ya se encontraba en la parada de trenes retomando su rumbo normal a la siguiente exposición. Hasta antes de la desclasificación del documento no había indicios de sospechas sobre el préstamo.