La sonda Peregrine de Astrobotic, lanzada el pasado 8 de enero de 2024 a bordo del cohete Vulcan, sufrió un grave problema que comprometió su intento de aterrizar en la Luna. Una fuga de combustible provocaría no solo dificultad en mantener una correcta orientación de la nave, sino también cambiaría su órbita hasta ser quemarse en la atmósfera sobre el Pacífico Sur alrededor de las 20:59 UTC.
Crónica de una catástrofe
Pocas horas después del lanzamiento, Astrobotic reportó un problema al orientar la nave hacia el Sol. Generando preocupación por la inminente descarga de las baterías, los ingenieros pasaron más de 24 horas de trabajo continuo para rescatar la sonda. Posteriores análisis confirmarían un fallo crítico en el sistema de propulsión, eliminando cualquier posibilidad de aterrizar en la Luna.
Pese a los sorprendentes esfuerzos por alargar la vida útil de Peregrine y obtener ciencia de los experimentos científicos, la fuga de combustible alteró la trayectoria hasta alcanzar un perigeo negativo y quemarse en la atmósfera terrestre.
As predicted by the APM1 team, Perigrine had loss of signal at 20:59 over Canberra's DSS36. It was a shame it had to end this way, but the mission did it in style. This is the doppler profile from its final approach. It was a graceful dive. pic.twitter.com/d5jZ5VmlsJ
A few of our last shots of @astrobotic's Peregrine lander, firing its thrusters on its way to re-entry. Recorded today, from our station in Australia, between 17:32 and 18:32 UTC pic.twitter.com/INsHCzKpee
Aunque se tenía la posibilidad de corregir la órbita y esquivar la Tierra, Astrobotic prefirió destruir la nave, en un esfuerzo por evitar la contaminación de la Luna y el espacio. Desarrollando un plan para ajustar la trayectoria y evitar que los restos caigan cerca a zonas habitadas.