En 2019 debía despegar la misión Luna 25. Esta misión había sido aprobada en 2014, el calendario parecía razonable. Sin embargo, la brutal incapacidad de Rusia de llevar a cabo algo más complejo que mantener en operación aquellos elementos construidos en la época soviética parece imposible.
Desde 1991 se han construido y lanzado dos misiones «rusas» que pretendían abandonar la Tierra. Tanto Mars 96 como Fobos-Grunt tenían como objetivo Marte. El planeta rojo había sido un objetivo que a la antigua Unión Soviética siempre se le había resistido. El nuevo y joven país quería cambiar el curso de la historia y acabaron estrellándose. Ninguna de las dos sondas fue capaz siquiera de abandonar la órbita terrestre.
La misión Mars 96 se ideó bajo el paraguas de la nación comunista, basándose en diseños de misiones anteriores que habían tenido ningún éxito. Pero, los planeadores de esta creían haber subsanado todos los problemas de diseño. Así que se convirtió en una prioridad del programa soviético hasta su colapso. Posteriormente, la urgencia pasó al heredero que se lanzó a por el objetivo de forma decidida. La crisis económica se cebó con el proyecto obligándolo a retrasar desde la fecha original de 1992 a 1994 y por último y de forma definitiva a 1996. Esta misión consistía en un orbitador, dos estaciones de aterrizaje y otros dos impactadores. Los cuatro elementos que irían a la superficie marciana estaban cargados con plutonio radioactivo.
Además, todos estos elementos estaban diseñados para sobrevivir a una reentrada, lo cual no debería ser un problema.
Pero cuando el cohete lanzador falla, y tus restos caen sobre zonas pobladas, es un problema de categoría máxima.
O lo hubiera sido, si Rusia hubiera informado al resto de países de cuál era la situación real de la nave. En vez de ello, dejaron creer a Estados Unidos, que se encargó del seguimiento de la nave en órbita baja terrestre que la nave seguía acoplada la cuarta etapa del cohete lanzador.
Cuando se confirmó que los restos diseñados para sobrevivir tanto a una reentrada como a un impacto contra el suelo a alta velocidad, Rusia no inició ninguna misión de recuperación. En total se dejaron un total cercano al medio kilogramo de plutonio 138 en plena naturaleza donde contaminaban la zona y peor, quedaban expuestas a un robo por parte de organizaciones terroristas.
Pero no ha sido la única vez que Rusia ha estrellado sus sueños marcianos en la Tierra.
La misión Fobos Grunt acabó en el fondo del Pacífico en enero de 2012. O al menos eso afirma Roscosmos, otros expertos creen que cayó mucho más cerca de Sudamérica. Con ella cayó también una sonda china, que se resarciría de esta primera mala experiencia hace ahora dos años con su misión Tianwen-1.