PROBA-3: los satélites que crearán eclipses artificiales para estudiar el sol
La corona solar es la región más grande y desconocida del Sol. La fuente primordial de toda la vida en la Tierra tiene alrededor una capa de gases que solo se puede estudiar durante los eclipses gracias a que se oculta la luz que emite. Por eso es un espacio del que no se sabe tanto como se gustaría, pero eso está a punto de cambiar.
La ESA ha vuelto a confiar en la India más de 20 años después de la misión Proba-1
Proba-3 despegó poniendo al límite al cohete más popular de la India. El PSLV en su variante más potente llamada XL se enfrentó a una de sus misiones más costosas energéticamente. Incluso fuentes de la agencia espacial india informaron que existían dudas sobre su capacidad de realizar la misión. Algo verdaderamente anómalo en los últimos años donde existen más vehículos de lanzamiento disponibles, aunque habitual en los años 50 y 60 del pasado siglo.
Finalmente tras un retraso de última hora ayer el centro espacial Shatis Dawan albergó su último lanzamiento del año y el cohete posicionó correctamente en su órbita de 600 x 60530 km de altura a Proba-3.
Proba-3, una misión, dos satélites
Proba 3 es una misión de bajo coste pero aún así consiste de dos naves. Realmente, la importante y cara es solo una de ellas, que es la que transporta el equipamiento científico, pero sin la otra, no se podría estudiar la corona.
Básicamente consiste en una «sombrilla» que bloquea el disco solar, igual que hace la Luna durante un eclipse solar. Estos aparatos, que no son en absoluto novedosos, aunque si en la forma en que se emplean en Proba-3, se denominan coronógrafo. Porque permiten únicamente atravesar la luz de la corona solar.
En los planes para el próximo gran telescopio de la NASA se incluye la posibilidad de emplear un coronógrafo también. Este proviene de la propuesta HabEx, que ha sido descartada por una solución de compromiso entre varias y que podría recibir el nombre de Carl Sagan.
Este tipo de dispositivos tienen un gran problema y es conseguir una alineación milimétrica con la nave científica. En el caso de Proba-3 la desviación tiene que ser inferior a un dedo meñique, a 150 metros, mientras ambas naves vuelan a más de veinte mil kilómetros por hora.
Esta entrada fue modificada por última vez en 05/12/2024 21:51