Starlink contra Amazonas Nexus: la guerra del internet satelital

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Amazonas-Nexus

Los últimos años han visto aparecer una nueva forma de proporcionar internet satelital, las mega constelaciones en órbita baja terrestre. Estas han hecho mucho ruido en su entrada al mercado, en parte por su daño a las observaciones astronómicas. También, porque Elon Musk de mano de su empresa SpaceX ha lanzado una de este tipo, y él siempre genera titulares.

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Los satélites en órbitas geoestacionarias que retransmiten telecomunicaciones se remontan a los albores de la carrera espacial. Telstar, fue la primera, ya en 1962 lanzó un satélite de telecomunicaciones, que pese a estar en órbita solo 7 meses, revolucionó el mundo. Permitió comunicar la televisión de Europa y de Estados Unidos.

Desde entonces, muchas otras operadoras han lanzado satélites similares con esa intención. En la actualidad es relativamente fácil hacerse con los servicios de un satélite de este tipo y ver todas las televisiones del mundo en tu casa. Incluso, con suficientes ganas y guías disponibles en internet, se puede piratear.

Pero la televisión ya no es lo que era, actualmente todos estamos conectados a Internet. Y hacia eso se están moviendo los satélites de telecomunicaciones. Podría hacer un artículo completo enumerando las constelaciones que actualmente se están construyendo o diseñando y casi todas estarán enfocadas en transmitir internet.

Sin embargo, la gran mayoría de todas estas constelaciones estarán situadas en órbita baja, en contraposición a la clásica órbita geoestacionaria, y esto crea muchos problemas.

Para empezar, estos satélites son blancos legítimos en caso de guerra, algo de lo que se ha hablado mucho con Starlink siendo crítico en la defensa de Ucrania. Gracias a las actuales leyes internacionales, el espacio encima del territorio de un país está regido por ese estado. Eso es fácil de articular en órbita geoestacionaria, donde los satélites están fijos sobre la superficie terrestre. Pero para los satélites en órbita baja que atraviesan cada 90 minutos varias decenas de ellos es prácticamente imposible.

Por otra parte, este es solo el primero, en la órbita geoestacionaria cada satélite puede transmitir a varios continentes. Sin embargo, un Starlink a 400 kilómetros de altitud apenas puede cubrir un área de unos cientos de kilómetros cuadrados.

A cambio, hay muchos casos en los cuales gana la órbita baja. El internet satelital siempre ha tenido problemas de velocidad y de latencia. El primero se solventa a base de números, muchos satélites proporcionan servicio a menos gente. Aunque son más simples y cada uno proporciona menos ancho de red, al final su volumen hace los números. El otro solo se puede solucionar acercando los satélites.

Otra ventaja para la órbita baja, es que todo es más simple, luego más barato. Además, debido a que los números son mayores, entran en juego las economías de escala. Esto hace que su precio de fabricación se vea reducido aún más. Y también influye en el lanzamiento, se puede conseguir un mejor contrato que si solo hubiera un lanzamiento.

Pero hay otro problema, no hay forma de hacer que dos lanzamientos cuesten menos que uno. Y el número de lanzamientos que requieren las constelaciones en órbita baja no es pequeño.

La constelación de SpaceX lleva un total de 71 lanzamientos y aún le quedan muchos más. One Web, que también tiene bastante avanzada su constelación, lleva un total de 16. Aunque se esperan al menos 3 en los próximos meses con los que podrían terminar una primera versión de su constelación.

Aquí entramos en un tema escabroso y es la reposición de los satélites. Se ha alegado que la menor esperanza de vida de los situados en órbita baja permite que estos sean sustituidos con mejores tecnologías cada poco tiempo. Una capacidad que aquellos ubicados en la órbita geoestacionaria nunca han tenido, pero esto se suma a los costes. Hacer rentable tantos lanzamientos exige un servicio muy sólido.

Aún es pronto para saber qué pasará con estas nuevas constelaciones de órbita baja, o con las de órbita geoestacionaria. Starlink parece estar siendo muy exitoso, y con jugosos contratos militares a la vista. Por otro lado, Hispasat ha lanzado este nuevo satélite con el 60% de sus capacidades ya vendidas. Ninguna empresa de las que ocupan la órbita baja pueden acercarse a eso remotamente antes de lanzarse. El internet satelital dará mucho de que hablar a futuro, pero lo poco que se puede decir sobre él, es que es muy incierto.

 

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Martín Morala Andrés