64 años de historia son muchos, a lo largo de los mismos la familia Delta ha crecido y ha menguado. Empezando como un lanzador para el mundo civil que mejorase las tasas de éxito de su padre, el Thor, logró notables éxitos en sus inicios. Posteriormente ha tenido claro oscuros, el Delta III nunca logró una misión exitosa, aunque el Delta IV ha superado 22 años sin fallos.
Los fines violentos tienen medios violentos
En el inicio de la guerra fría la capacidad de lanzar misiles a grandes distancias simplemente no existía. Por eso se desarrollaron los misiles balísticos de alcance intermedio, de los cuales es un buen ejemplo el PGM-17 Thor. Su historia fue breve, se desplegaron en Reino Unido, y tras su rápida retiraba para el despliegue nuclear continuaron su existencia como parte del programa espacial.
El Delta original tiene varios nombres. El más habitual es el Thor-Delta, el que hace referencia a su origen en el misil balístico, otros hablan del Delta a secas y otros de Delta DM-19. Realmente es aquí donde se origina la familia, con un primer lanzamiento fallido en 1960 y otros 11 consecutivos exitosos. En aquella época fue un completo récord difícil de igualar.
Pese a su enfoque en la resiliencia, el Delta empezó rápido a recibir mejoras, algunas de las cuales venían del programa del Thor. Otras, eran desarrollos propios y acabaron recalando también en el Thor. Así se sucedieron las versiones B, C, D, E, F, TAID, G, L, M, N, Serie 1000, serie 2000, serie 3000.
La radical revolución de los Delta II
Una reimaginación completa de la familia, un nuevo punto de partida ante el varapalo que supuso la aparición del transbordador espacial. Pero, después del fracaso de la nueva nave de la NASA, se abrió una oportunidad de oro. Y que fue quizá, la más exitosa, en operación desde 1989 hasta 2018 lanzando naves militares, rovers a Marte, exploradores a Mercurio y a planetas enanos.
El fracaso estrepitoso del Delta III
Tan solo tres lanzamientos con ningún éxito completo. Y solo la tercera misión logró alcanzar el espacio, pero la carga acabó en una órbita más baja de lo previsto. Es uno de los más sonados fracasos de la exploración espacial.
El último de la saga, el Delta IV
Como bien prueban las imágenes, ninguna relación guarda ya el Delta IV con sus predecesores. Sin embargo, se mantuvo viva la leyenda de los delta a través de su nombre. Despegó alternativamente desde Vandenberg y desde Cabo Cañaveral donde ha acabado sus días, algo poco habitual en la familia. El aumento de tamaño le permitió ostentar por primera vez en la familia, el título del cohete más poderoso del mundo entre 2012 y 2018. En un lapso de tiempo donde el transbordador espacial se retiró y SpaceX aún no había alineado su Falcon Heavy, adelantando así al SLS de la NASA.